Os adjunto la reseña de un estudio publicado en Nature Neuroscience, que si bien es ciertamente «atrevido» (por poner palabras suaves) por las circunstancias del experimento, ha aportado evidencias de que el reconocimiento de caras en los primates, no «viene simplemente codificado genéticamente de fábrica», sino que requiere de la interacción con otras caras y del aprendizaje visual. Por otro lado pone de relieve otro ejemplo más de la plasticidad del desarrollo cerebral, sustituyendo la visualización de las expresiones de las caras por las de las manos.

Los monos que pasaron su primer año de vida sin ver ninguna cara _ Ciencia _ EL PAÍS
Un abrazo,
Angel Luis